Charles-Edouard-Jeanneret
nació el 6 de Octubre de 1887 en La Chaux-de-Fonds, situada en el
corazón macizo del Jura, en Suiza. (No es de extrañar, pues, que su
arquitectura esté profundamente arraigada en la naturaleza, el
paisaje, el entorno.) Para nosotros es más conocido por Le
Corbusier, pseudónimo tomado en los años 20 del apellido de su
abuelo materno que potencia su ambiciosa personalidad, con el que ha
pasado a la Historia. Era hijo de un esmaltador de relojes y una
pianista. Tuvo una infancia feliz y relajada entre los frondosos
bosques y las impresionantes montañas de su pueblo. A los 13 años,
dejó la educación primaria para estudiar en la escuela Arts
Décoratifs, siguiendo los pasos de su padre para esmaltar y grabar
las esferas de los relojes. Su profesor, Charles L’Eplattenier le
enseñó historia, dibujo, la estética naturalista del «art
nouveau» y le aconsejó que estudiara arquitectura. El interés por
el arte lo llevó a dejar la relojería para seguir profundizando en
la luz, el color y la decoración.
Su
primera vocación fue la pintura, que influyó en el esbozo de sus
edificios por sus dibujos puristas, geométricos, naturalistas y
orgánicos. A los 20 años diseñó su primera casa, Villa Fallet, y
tras ese primer reto viajó durante cinco años por Europa. En
Alemania, se familiarizó con los trabajos de Mies van der Rohe,
Frank Wright y Gropius y, en París, trabajó en el estudio de
Auguste Perret. En 1912, Le Corbusier regresó a La Chaux-de-Fonds
para dar clases junto a L’Eplattenier y abrir su propio estudio de
arquitectura. Para entonces, se había convertido en uno de los
miembros más activos del funcionalismo, movimiento que entendía la
arquitectura como una fusión entre la armonía clásica y la
funcionalidad de los tiempos modernos.
En
1916, en plena I Guerra Mundial, se instaló en París donde vivió
casi dos décadas en un pequeño apartamento alquilado del barrio de
Saint Germain-des-Près. Llevaba una vida muy modesta, dedicada a la
pintura por las mañanas y a la arquitectura por la tardes.
A
raíz de la destrucción ocasionada durante la I Guerra Mundial, en
la que millones de personas se quedaron sin hogar, Le Corbusier
patentó el sistema «Dom-ino», que consistía en la fabricación de
casas en serie en pocas semanas con estructuras de hormigón. El modo
de construir también era nuevo: se integraban las ventanas en los
armazones, se fijaban las puertas con sus bastidores y se alineaban
los armarios-pared. Luego se empezaban a construir los muros
exteriores y los tabiques interiores.
Además
de como arquitecto, Le Corbusier también triunfó como diseñador.
En 1929, presentó en París su colección de muebles «Living
Equipment», en la que destacaban sofás, sillas y tumbonas
combinados con acero cromado y un tapizado en cuero negro mate o en
piel de vaca. Toda una selección de objetos que siguen siendo
tendencia en la decoración de interiores.
En
1934, visitó Barcelona y presentó con José Luis Sert el proyecto
«Plan Macià», que preveía la destrucción de la mitad de la zona
antigua de la capital catalana para crear viviendas en armonía con
plazas y avenidas arboladas. Finalmente, no se llevó a cabo, como
tampoco se hicieron realidad sus planes de derribar zonas antiguas de
otras ciudades como Moscú, París o Argel para levantarlas de nuevo
como urbes hipermodernas.
Entre
1942 y 1948, desarrolló el Modulor, un sistema de medidas en las que
el arquitecto retomó el antiguo ideal de establecer una relación
directa entre las proporciones del hombre –una estatura de 1,75
metros– y los edificios. En 1955, llegó el Modulor II y la altura
subió a 1,83 metros. Con la Unidad Habitacional, de Marsella, se
puso a prueba este sistema que también se usó para la Casa
Curutchet, en La Plata (Argentina).
Como
teórico de la arquitectura escribió «Hacia una arquitectura»
(1923), «Los tres establecimientos humanos» (1945) y «Cuando las
catedrales eran blancas» (1947), donde dejó patentes los cinco
postulados básicos que aglutinan su obra: los pilares, la planta
libre, los techos-jardín, la fachada libre y la ventana
longitudinal. Sus famosas villas en París, Savoye, La Roche y Stein
son los mejores ejemplos de esa filosofía. Gracias a la aplicación
que hizo de los avances tecnológicos y al hormigón armado, sostuvo
construcciones sobre pilares delgados, realizó cubiertas planas,
dispuso plantas libres de gruesos muros estructurales y abrió
ventanas de gran longitud.
En
1950, cumplió el sueño de construir Chandigarh, la nueva capital
del estado indio del Punjab, una ciudad llena de jardines, parques y
vías anchas que nada tenía que ver con el trazado laberíntico de
otras ciudades indias
Sus
obras más importantes son la Casa de Suiza, de la ciudad
universitaria de París (1931-1932); la Unidad de Habitación, de
Marsella (1947-1952), la iglesia de peregrinación de Nôtre Dame du
Haut, en Ronchamp (Francia, 1950-1954) y el monasterio de los
dominicos de La Tourette (1957-1960).
Durante
los últimos años de su vida, Le Corbusier se recluyó en su retiro
espiritual en Roquebrune-Cap Martin, a 2 kilómetros de Mónaco.
Solía decir que poseía «un castillo en la Costa Azul que tiene
3,66 metros por 3,66 metros». Al parecer, lo diseñó siguiendo los
planes del Modulor. En este pequeño cubo se dedicaba a pintar
desnudo, a pensar en soledad, a expresar sus ideas sobre el papel y a
idear nuevos proyectos. Muere en una playa cercano a dicho “refugio”
el 27 de Agosto de 1965.
Le
Corbusier diseñó 400 proyectos, construyó 75 edificios, publicó
40 libros y dejó huella por todo el mundo. Fue uno de los padres
del minimalismo y el encargado de dotar de funcionalidad y
practicidad a los proyectos. Admirador de Lloyd Wright y amigo de
Mies van der Rohe y Walter Gropius. Arquitecto, urbanista, pintor,
diseñador, escritor, editor, fotógrafo, cineasta… No hubo una
sola disciplina que se le resistiera y donde no pudiera desarrollar
esa libertad creativa que siempre lo caracterizó. Un teórico sin
miedos, con la mirada puesta en su presente y que supo adelantarse a
las necesidades futuras, sabiendo conjugar naturaleza y tecnología
en una misma ecuación con un único propósito: hacer la vida más
fácil.
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